Una
de las dimensiones más relevantes de la Evaluación del aprendizaje y la
enseñanza se refiere a todas aquellas técnicas, instrumentos y procedimientos
que suelen usarse en las distintas prácticas educativas, desde mi punto de
vista la técnica, instrumento que puede clasificarse como de tipo semiformal
que adquiere una creciente presencia es el llamado Portafolios o capeta; y tal
vez es hoy en día la estrategia de evaluación alternativa y auténtica más
socorrida.
Su
éxito creciente se debe a que permite evaluar lo que los alumnos hacen, no sólo
lo que dicen, que hacen ó lo que creen saber. Pues se centran en el
desempeño mostrado en una tarea.
Como
docente en la Práctica Educativa y al realizar Portafolios con mis alumnos, es
importante destacar:
¿Qué es un Portafolio?
Instrumento
de Evaluación que consiste en realizar una agrupación de trabajos o productos
de aprendizaje durante un ciclo educativo o determinado. La evaluación de
portafolios permite una evaluación de
los procesos y de los productos del aprendizaje en su evolución diacrónica.
Igualmente,
permite la reflexión conjunta docente-alumno sobre los productos incluidos y
sobre los aprendizajes logrados.
Entonces
la Evaluación mediante portafolios es una evaluación del desempeño porque los
estudiantes tienen que demostrar que son capaces de ejecutar, realizar,
resolver determinadas tareas.
También
evalúa el conocimiento procedural, no sólo el declarativo, al incursionar
incluso en la actitud y disposición hacia el trabajo realizado. Puede
convertirse en una evaluación auténtica
si la demostración de los aprendizajes buscados ocurre en escenarios de
la vida real, en situaciones de probada relevancia social o profesional.
Por
tanto es una opción viable cuando se tienen que resolver problemas, generar
proyectos o analizar casos, y sobre todo, cuando los alumnos realizan
propuestas originales. El alumno presenta los mejores trabajos y demuestra así
el crecimiento y progreso en el aprendizaje, es decir, el desempeño del alumno
en los estados inicial y final.
Así
como el Portafolio permite evaluar el aprendizaje del alumno es al mismo tiempo
un instrumento muy útil para evaluar la docencia impartida, es decir el
portafolio del alumno proporciona a nosotros docentes elementos para evaluar
tanto a nuestros estudiantes como la enseñanza misma. De esta manera, una de
las principales ventajas del Portafolio es su poder de retroalimentación el enfoque
de enseñanza y de nuestra actuación como docentes, porque nos permite valorar
los aprendizajes logrados por los estudiantes en relación con la actividad
docente y con el programa del curso. Nos proporciona información que conduce a detectar a los alumnos en
situación de riesgo.
Por
lo anterior, puede afirmarse que de
acuerdo a mi experiencia positiva el Portafolio del alumno no es sólo una forma
de evaluación del aprendizaje, sino que
puede emplearse como un instrumento de reflexión de la propia práctica docente y como pauta
que permite planear cambios para mejorar la enseñanza y subsanar deficiencias
en los alumnos.
No
he tenido experiencias negativas del Portafolio dentro de mi práctica docente,
al incluir el portafolio es más que nada para involucrar y motivar a los
alumnos en el trabajo académico, para impartir una buena enseñanza y mejorar el
aprendizaje.
Por
consiguiente, el portafolio del alumno es útil como estrategia pues puedo
supervisar el avance de los alumnos a lo largo del ciclo educativo en cuestión.
Ayudo
a los alumnos a evaluar su propio trabajo y/a identificar sus logros y
problemas.
Se
da información a fin de plantear los
cambios pertinentes.
Se
establecen criterios y estándares.
Por
tal motivo permite desarrollar en el alumno procesos de reflexión personal y autocrítica.
Así,
a mi criterio, la evaluación mediante portafolios requiere un cambio de
actitudes hacia la evaluación del aprendizaje y de la docencia. Sobre todo
cambiar el acento tradicional, puesto en la evaluación de resultados, medida
mediante puntuaciones comparativas o normativas, hacia una evaluación del
desempeño focalizada en estándares cualitativos que permitan, sobre todo, la
reflexión y la retroalimentación.